En unas semanas el gobierno comunista en Cuba se preparará para celebrar el 66 aniversario del asalto al Cuartel Moncada, histórico fortín militar localizado en la provincia de Santiago de Cuba. Este hecho fue una acción armada perpetrada el 26 de julio de 1953 con el fin de derrocar al gobierno de Fulgencio Batista, liderada por Fidel Castro y un grupo de jóvenes de los cuales muchos murieron en la contienda.
Por su parte Castro dijo que no pudo llegar a tiempo al momento del asalto porque se perdió en las cercanías del lugar. Habiendo nacido en la provincia de Oriente, residiendo por muchos años en Santiago de Cuba, esta excusa resulta de dudosa credibilidad.
Pero lo que es al menos interesante es el paralelismo que guarda este suceso con el “Putsch de Múnich”, que fue un fallido golpe de estado llevado a cabo por miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), entre otros dirigentes nazis, el cual fue dirigido por Adolf Hitler, en noviembre de 1923.

Hitler y sus aliados fueron procesados y condenados a prisión por esta operación al igual que Fidel y el resto de los asaltantes al Cuartel Moncada, para ambos el juicio atrajo la atención internacional, proveyéndoles una plataforma política para promover sus respectivas organizaciones, que posteriormente los llevaron a la toma del poder.
Desde la cárcel en 1924 Hitler escribió el “Mein Kampf” (Mi Lucha), mientras que veinte nueve años después desde la prisión en Isla de Pinos Fidel Castro escribiría su alegato “La historia me absolverá”.
En la declaración hecha ante los tribunales de Leipzig, Hitler expresó estas palabras ante los jueces:
“Los jueces de este Estado pueden condenarnos tranquilamente por nuestras acciones; más la Historia, que es encarnación de una verdad superior y de un mejor derecho, despreciará un día esta sentencia para absolvernos de toda culpa”.
Mientras Fidel Castro pronunciaba el 16 de octubre de 1953, en la penúltima vista del juicio seguido en Santiago de Cuba:
“En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condénadme, no importa, la Historia me absolverá”.
Ambos recibieron un trato privilegiado durante el cumplimiento de su condena, Fidel y sus seguidores llegaron a tener incluso a su disposición una biblioteca en la prisión, también ambos recibieron condenas muy inferiores a las establecidas por la ley, igualmente fueron absueltos antes del cumplimiento de esta.
¿Habrá acariciado Fidel Castro en sus años de aprendiz de revolucionario entre sus manos el “Mein Kampf” ?, quizás eso nunca lo sabremos, lo que sí son evidentes las escalofriantes coincidencias que tiene la historia.
Aunque circulan por la internet varios escritos relacionados con la similitud que guardan estos acontecimientos, tal vez algún día se pueda hacer estudios con más profundidad.
El resto de los acontecimientos ya los conocemos. Las consecuencias para Alemania fueron desastrosas, con la diferencia que Cuba todavía sufre las secuelas de los delirios del aquel hombre que se aprovechó de las debilidades de una nación, escondiendo apocadamente sus más bajos deseos y ambiciones, a un pueblo que soñaba con libertad de una vez y para siempre.
Escalofriantes son algunas coincidencias de la historia.