El 20 de junio de 1950, con el apoyo del régimen estalinista las fuerzas norcoreanas cruzaron el paralelo 38, acto que desencadeno en la “Guerra de Corea”. El conflicto bélico se llevó a cabo de 1950 a 1953, en el cual se calcula que perdieron la vida más de 3 millones de civiles y aproximadamente el 15% de la población del norte murió a causa de la guerra, quedándose en la historia como unas de las guerras más sangrientas, sobre todo en la región asiática.
Durante la Segunda Guerra mundial la península de Corea había estado bajo el dominio del Imperio de Japón, el cual terminó con la rendición de este a los Estados Unidos, el desequilibrio político en la península estaba en su ebullición máxima.
Un hecho que sin lugar dudas tuvo mucha influencia en los acontecimientos posteriores fue la revolución comunista de China en 1949, profundizando más aún la crisis geopolítica del continente asiático.
El éxito de las fuerzas comunistas al comienzo fue aplastante, llegando a conquistar prácticamente toda la región, hasta que los Estados Unidos de Norteamérica decidieron intervenir en la guerra, también se sumaron otros 15 países miembros de la ONU: Australia, Bélgica, Canadá, Colombia, Filipinas, Francia, Reino de Grecia, Países Bajos, Nueva Zelanda, Luxemburgo, el Reino Unido, Unión Sudafricana, Reino de Etiopía, Turquía y Tailandia.

A pesar del apoyo soviético, la intervención de China con más de 300,000 soldados y la desmovilización que había empezado en 1945 en Estados Unidos, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas militares aliadas hicieron retroceder las fuerzas norcoreanas, haciéndolas volver hasta la frontera actual.
La conflagración acabó sin un acuerdo de paz, técnicamente los dos coreas continúan en guerra. Entre los miles de soldados del bando aliado que perdieron sus vidas, hay uno en particular que es la razón por la se escriben en las letras, la del joven cubano Isaac Bondar y Kravetz de origen judío.
Issac combatió en el ejército de los Estados Unidos, fue condecorado con la “Silver Star” y el “Purple Heart” por su valentía en combate. Su cadáver fue repatriado a Estados Unidos, para luego ser enviado a La Habana. Cubierto con las banderas de Cuba y Estados Unidos llegó al puerto de la capital cubana en 1952, donde fue recibido con honores militares, los restos del olvidado héroe cubano descansan en el Cementerio Hebreo de Guanabacoa, también su nombre es recordado en el Korean War Veterans Memorial in Washington DC.


El cambio de la corriente ideológica en cuba, la radicalización de la revolución cubana en cuanto a las ideas comunistas, han hecho que el nombre de Isaac Bondar haya sido olvidado, colocándolo en un rincón oscuro y censurado por el oficialismo.

Pero no deja de llamar la atención los malos tratos de la historia, es muy probable que aquel joven que fuera a luchar en contra del comunismo al otro lado del mundo, lejos del calor del hogar y de su tierra, se imaginara que solo siete años más tarde de su muerte, en su tierra natal se instauraría el régimen al cual se enfrentó, perdiendo su vida.